Los retrotransposones son un tipo de secuencias genéticas que se encuentran en el genoma de muchos organismos eucariotas y pueden copiarse a si mismos y pegarse en otras partes del genoma. De hecho, anteriormente eran conocidos como «genes saltarines» porque son secuencias génicas que «saltan» por el genoma integrandose en distinas partes del ADN.
Estos retrotransposones son un tipo de transposones que se caracteriza porque para saltar en el genoma su estrategia de transposición consiste en primero convertirse en ARN y después en ADN mediante la transcriptasa reversa (o inversa). A su vez, los retrotransposones se clasifican en los de origen retroviral (retrotransposones con LTR) y de origen no retroviral (retrotransposones sin LTR). En este caso LTR o repetición terminal larga es una secuencia de nucleótidos característica implicada en el proceso de integración y que se encuentra en cada extremo de un elemento retroviral que ha sido integrado en el genoma hospedador.

Los transposones son muy abundantes en plantas y animales. De hecho, en mamíferos, casi la mitad del genoma (del 45% al 48%) comprende transposones o restos de transposones. Además, alrededor de 42% del genoma humano está compuesto de retrotransposones, mientras que los transposones de ADN representan aproximadamente el 2-3%.
Cada transposón puede modificar el ADN de sus inmediaciones, ya sea arrastrando un gen codificador de un cromosoma a otro, rompiéndolo por la mitad o haciendo que desaparezca del todo. Estos elementos móviles han acompañado a los organismos vivos durante su evolución contribuyendo decisivamente a los cambios genéticos.
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